¿Qué impuestos pagan realmente los más ricos en EE.UU.? Un análisis disruptivo
Existe una creencia generalizada de que los más ricos en Estados Unidos pagan tasas de impuestos muy bajas, incluso menores que las de la clase media. Esta narrativa ha sido repetida por políticos, activistas y medios de comunicación durante décadas. Sin embargo, los hallazgos recientes publicados por el Cato Institute, basados en un estudio del National Bureau of Economic Research, muestran una realidad muy distinta. Este artículo explica, en lenguaje claro y disruptivo, qué está ocurriendo en realidad, por qué las percepciones no siempre coinciden con los datos, y qué lecciones podemos extraer para repensar la justicia fiscal.
Durante años se ha repetido que los multimillonarios apenas contribuyen al fisco. Frases como 'los ricos pagan menos que sus secretarias' han calado hondo en la opinión pública. Estas afirmaciones han servido como banderas políticas para impulsar reformas tributarias, aumentar las tasas marginales o justificar la creación de nuevos impuestos. Sin embargo, la realidad es más matizada. Los datos muestran que el sistema impositivo estadounidense es altamente progresivo y que los más ricos soportan una carga considerable. Esto no significa que el sistema sea perfecto, pero sí derriba la idea de que los multimillonarios viven exentos del esfuerzo fiscal.
El estudio analizó a los 400 contribuyentes más ricos (Forbes 400), considerando ingresos, impuestos federales, estatales, locales, herencias y donaciones. Los resultados fueron sorprendentes:
- Tasa efectiva básica: aproximadamente 24%
- Tasa tras correcciones metodológicas: alrededor de 38%
- Tasa incluyendo donaciones filantrópicas y herencias: entre 59% y 73%
Estos números contradicen la narrativa de que los más ricos apenas pagan. De hecho, pagan proporcionalmente más que la mayoría de la población. La clave está en qué consideramos 'ingreso' y qué impuestos incluimos en el cálculo. Si solo miramos un aspecto —como los impuestos federales sobre la renta— el panorama se ve incompleto. Pero cuando se amplía el lente, el resultado cambia radicalmente.
El dato es contraintuitivo: los ricos no pagan menos, sino mucho más de lo que se cree. Esto obliga a replantear la discusión pública. No se trata simplemente de repetir mitos convenientes, sino de preguntarse cómo se definen las métricas y qué significa realmente 'justicia fiscal'. Este hallazgo también invita a reflexionar sobre el rol de la percepción: a veces, la narrativa política pesa más que la evidencia. Decir que los ricos 'no pagan' moviliza emociones, pero no refleja con precisión la complejidad del sistema fiscal.
¿Por qué existe la confusión?
La confusión nace de múltiples factores. Primero, la definición de 'ingreso económico' es más amplia que el ingreso tradicional reportado en una declaración fiscal. Incluye plusvalías no realizadas, ingresos de negocios y otros flujos que no siempre se convierten en efectivo inmediato. Segundo, los impuestos en EE.UU. operan en distintos niveles: federal, estatal y local. Al omitir algunos de estos niveles, se puede dar la impresión de que los más ricos pagan menos de lo que en realidad pagan. Tercero, las donaciones y herencias son a menudo desestimadas en el análisis público, aunque representan transferencias significativas de riqueza. En resumen, la confusión se alimenta de una combinación de definiciones parciales, narrativas políticas y una visión fragmentada del sistema fiscal.
Lo que este debate no resuelve
Que los ricos paguen tasas altas no significa automáticamente que el sistema sea justo. Persisten preguntas fundamentales:
- ¿Cómo se usan esos recursos en términos de servicios públicos?
- ¿Quién define las reglas y exenciones?
- ¿Qué tan transparente es el proceso?
Además, no hay que olvidar que quienes tienen mayores recursos también cuentan con más herramientas para planificar fiscalmente. Pueden contratar asesores, usar estructuras legales sofisticadas y encontrar resquicios que reduzcan su carga fiscal. De modo que aunque los promedios muestran tasas altas, existen casos individuales de evasión o elusión que mantienen viva la percepción de injusticia.
Implicaciones más allá de EE.UU.
Para países como los centroamericanos, este hallazgo invita a la reflexión. La narrativa de que 'los ricos no pagan' es común también en nuestra región, pero muchas veces carece de datos duros que la respalden. Este estudio sugiere que antes de proponer reformas fiscales se debe hacer un análisis riguroso de las cifras reales, considerando impuestos directos, indirectos, herencias y donaciones. También abre la puerta a debates más profundos: ¿cómo diseñar sistemas fiscales que combinen progresividad, transparencia y confianza ciudadana? ¿Cómo garantizar que lo recaudado se traduzca en servicios de calidad? ¿Y cómo equilibrar la carga fiscal para que no recaiga desproporcionadamente en clases medias y bajas?
Impuestos efectivos no siempre son impuestos justos
Los datos del Cato Institute muestran que la creencia de que los multimillonarios pagan menos impuestos que los trabajadores promedio es, en gran medida, un mito. Pagan mucho, a veces más de la mitad de su ingreso económico si se consideran herencias y donaciones.
Pero esto no significa que el debate esté cerrado. La verdadera discusión no es solo cuánto pagan, sino cómo se mide, quién diseña las reglas y qué retorno recibe la sociedad. Ese es el punto donde la justicia fiscal deja de ser un asunto técnico y se convierte en un tema de legitimidad social. En última instancia, la pregunta no es si los ricos pagan, sino si lo que pagan contribuye a construir sociedades más equitativas, productivas y prósperas.