No toda IED es desarrollo: lo que América Latina debe aprender del Banco Mundial

IED

No toda IED es desarrollo. Esa es la parte incómoda del reciente estudio del Banco Mundial. Lo que muestra este capítulo del estudio es, básicamente, cuándo la IED realmente mueve la aguja del crecimiento… y cuándo no.

Qué responde el estudio

El Banco Mundial estima, con un modelo PVAR (Panel Vector Autoregression) para 74 economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMDEs), que:

  • Un aumento de 10% en la IED neta real se asocia con un incremento del PIB de 0,15% en el mismo año, que llega a 0,3% después de tres años.

  • Pero ese efecto promedio esconde una enorme heterogeneidad: hay países donde la IED casi no se nota en el PIB y otros donde el impacto es varias veces mayor.

Por eso construyen dos grupos:

  • High FDI impact: países donde la respuesta del PIB a un choque de IED está por encima del percentil 75.

  • Low FDI impact: por debajo del percentil 25.

La pregunta clave para una API es: ¿qué tienen los primeros que no tienen los segundos?

Qué enseña la Tabla B3.2.1 (Características de los países con efectos de alto y bajo crecimiento de la IED)

La Tabla B3.2.1 compara, variable por variable, esos dos grupos de EMDEs. Los resultados son muy claros: el problema no es solo cuánta IED, sino el contexto donde aterriza y el cómo entra.

  1. Condiciones macro y apertura comercial

    • Los países de alto impacto tienen más apertura comercial –la suma de exportaciones e importaciones como % del PIB es unos 16 puntos más alta que en los de bajo impacto.

    • Es decir: la IED rinde más donde hay economías abiertas, integradas a cadenas globales, no en mercados cerrados y protegidos.

  1. Capital humano

    • La proporción de población con secundaria completa es unos 10 puntos porcentuales mayor en los países de alto impacto.

    • La lección para servicios modernos es directa: sin talento intermedio y avanzado, el spillover de la IED se queda dentro de la filial y no se difunde al resto de la economía.

  1. Calidad institucional

    • En los países de alto impacto, los índices de control de la corrupción, perfil de inversión, rendición democrática y condiciones socioeconómicas son sistemáticamente más altos.

    • No se trata solo de incentivos fiscales: la IED genera más crecimiento donde hay reglas claras, menor discrecionalidad y mejor entorno regulatorio.

  1. Informalidad

    • En el grupo de bajo impacto, la informalidad laboral es alrededor de 16 puntos porcentuales más alta, y la informalidad en producto también es mayor.

    • Con mucha informalidad, la IED llega, opera en “islas” formales… y no se conecta con la mayoría del tejido productivo.

  1. Modo de entrada de la IED: Greenfield vs F&A

    • En los países de alto impacto, la IED tipo greenfield (nuevas plantas, centros de servicios, laboratorios) representa una fracción del PIB claramente mayor que en los de bajo impacto.

    • La IED vía fusiones y adquisiciones (F&A) pesa menos y la diferencia entre grupos es menor.

    • Esto confirma evidencia previa: el greenfield suele tener efectos de crecimiento más fuertes que el F&A, especialmente en manufactura y servicios intensivos en tecnología y habilidades.

Dicho en lenguaje para ministros y agencias:

Los países donde la IED realmente impulsa el PIB se parecen más a hubs productivos abiertos, con buen capital humano, instituciones razonables, menor informalidad y más proyectos nuevos greenfield que simples compras de activos existentes.

Qué deben aprender las APIs y gobiernos de ALC

Si estuviéramos en un taller con APIs y ministerios, yo lo resumiría así:

  1. No toda IED es igual

    • Métrica clave 1: diferenciar siempre greenfield vs F&A en las estadísticas y en las metas.

    • Las APIs deben tener estrategias específicas para atraer greenfield productivo y de servicios modernos, que crea capacidad nueva, empleo formal y exportaciones, no solo cambios de propietario.

  1. La IED necesita un ecosistema amplificador

    • Los cuatro grandes multiplicadores que muestra el estudio son:
      (i) apertura comercial,
      (ii) capital humano,
      (iii) instituciones y clima de negocios,
      (iv) baja informalidad.

    • Una API sola no puede arreglar todo esto, pero sí puede ponerlo en la agenda: sin reformas en estos frentes, el país queda atrapado en el grupo de low FDI impact.

  1. Servicios modernos y nearshoring: oportunidad, pero no automática

    • El capítulo enfatiza que los efectos de la IED varían por sector, siendo más claros en manufactura de alta tecnología y servicios sofisticados.

    • Para América Latina, eso significa priorizar: servicios basados en conocimiento, TIC, BPO/KPO, servicios financieros avanzados, logística de alto valor, etc., ligados a cadenas regionales de valor.

  1. Política pública: de atraer cualquier cosa a optimizar la gestión portafolios

    • Con esta evidencia, el rol de la API deja de ser sumar anuncios y pasa a ser gestionar un portafolio de proyectos con mayor probabilidad de estar en el grupo de high FDI impact:

      • proyectos exportadores,

      • intensivos en habilidades,

      • con proveedores locales potenciales,

      • con compromiso de formación de talento.

Mensaje final

Si uno lo dice sin maquillaje técnico:

  • Los EMDEs ya reciben más proyectos nuevos que las economías avanzadas; la pregunta no es cuántos anuncios más queremos, sino qué tipo de proyectos y en qué condiciones institucionales.

  • Un país puede tener mucha IED y seguir en el grupo de bajo impacto si la mayoría llega como F&A en sectores poco dinámicos, con alta informalidad, mala educación media y reglas poco confiables.

  • Para las APIs de América Latina, la agenda que se desprende de este estudio es clara:
    medir mejor (modo de entrada), seleccionar mejor (greenfield intensivo en conocimiento) y exigir más (vínculos locales, talento, formalización).

Ahí es donde mis investigaciones –con Costa Rica, Panamá y la región– hacen la diferencia: pasar de celebrar flujos de IED a demostrar, con evidencia, que esa IED cambia la trayectoria de crecimiento del país.

Sandro Zolezzi

Chileno-Costarricense. Ingeniero Civil-Industrial con énfasis en optimización de recursos de la Universidad de Chile, con una Maestría en Administración de Negocios con énfasis en economía y finanzas del INCAE Business School de Costa Rica.

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