La industria de ciencias de la vida en el Reino Unido: ¿una superpotencia en pausa?
La industria de ciencias de la vida —biotecnología, farmacéutica, dispositivos médicos, investigación clínica— ha sido durante décadas una de las grandes fortalezas del Reino Unido. Instituciones punteras como el Francis Crick Institute, el marco regulatorio de la Medicines and Healthcare products Regulatory Agency (MHRA) y universidades de élite le brindaban un atractivo natural para captación de IED (inversión extranjera directa). Sin embargo, los recientes datos y decisiones empresariales muestran que ese estatus está siendo cuestionado: el Reino Unido está perdiendo tracción, algunas grandes corporaciones han retrasado o cancelado inversiones, y emergen dudas sobre la confianza inversora en el país.
Cifras que alarman
Según la Association of the British Pharmaceutical Industry (ABPI), la IED en ciencias de la vida cayó un 58% entre 2021 y 2023, pasando de aproximadamente £1.9 mil millones a £795 millones.
En paralelo, la tasa de crecimiento en I+D farmacéutica cayó a 1,9% anual desde 2020, muy por debajo del promedio global de 6,6%.
Grandes proyectos se han detenido: AstraZeneca pausó una inversión de £200 millones en Cambridge (plan anunciado para crear 1.000 empleos), y Merck&Co. canceló una sede de investigación de £1 mil millones en Londres.
Más ampliamente, de acuerdo con Financial Times el número de nuevos proyectos de IED en el Reino Unido cayó a un mínimo histórico en 2025: solo 1.375 nuevos proyectos en el año al 31 de marzo, un 12% menos que el año anterior y 40% menos que el pico de 2016-17.
Estos datos indican que el problema no es menor ni episódico: estamos ante una tendencia estructural que socava la narrativa del Reino Unido como destino seguro para ciencia de talla global.
¿Por qué estas postergaciones y cancelaciones?
Las razones son múltiples, pero pueden agruparse en cinco grandes factores:
Entorno regulatorio y de precios incierto.
La ABPI apunta a los altos niveles de reembolso, las “clawbacks” del sistema de salud público y los retrasos en aprobación de nuevos fármacos como elementos que erosionan la rentabilidad de invertir en el Reino Unido. Por ejemplo, solo el 37% de los nuevos medicamentos se hace completamente accesible en sus indicaciones en el Reino Unido, frente al 90% en Alemania.
Competencia global intensa y alternativas más atractivas.
Países en Europa continental y EE.UU. ofrecen plazos más rápidos para ensayos clínicos, menores costos de establecimiento, mejores incentivos fiscales y más certeza regulatoria. El retraso del Reino Unido le resta ventaja comparativa.
Costos operativos y movilidad de talento.
Tras el Brexit, los costos de visa, desplazamiento de talento y colaboración científica internacional se han incrementado, lo que afecta la velocidad de ejecución de proyectos de I+D y de ensayos clínicos.
Estrategias corporativas globales redireccionadas.
Las grandes farmacéuticas están recalibrando dónde ubican grandes inversiones, en parte debido a presiones políticas (por ejemplo, en EE.UU.). Algunas han decidido desplazar inversión del Reino Unido a Estados Unidos o Asia.
Falta de señales de ejecución.
El gobierno británico publicó un Life Sciences Sector Plan, pero la industria lo recibió con escepticismo porque muchos de los incentivos, reforma regulatoria y acuerdos de precios quedan pendientes.
En conjunto, estos elementos configuran una lógica de desconfianza inversora: no es solo que la industria tenga menos interés en ciencias de la vida en el Reino Unido, sino que muchas firmas están esperando señales concretas antes de comprometer capital nuevo.
¿Es solo la industria de ciencias de la vida o un problema más amplio de confianza en el Reino Unido?
Aunque el sector de ciencias de la vida es el foco más visible, el panorama más amplio sugiere que el Reino Unido sufre de un déficit en confianza estructural como destino de IED de alto valor agregado. Algunos indicadores:
La caída general de nuevos proyectos de IED en 2025 abarca diversos sectores clave, no solo ciencias de la vida.
Los costos de energía elevados, la incertidumbre regulatoria post-Brexit y la competencia de otros países erosionan el atractivo general del país para inversiones intensivas en conocimiento.
Más allá de la ciencia de la vida, la industria tecnológica también reporta desafíos para la atracción de centros de datos, inteligencia artificial y servicios compartidos.
Por lo tanto, aunque la crisis se manifiesta con particular intensidad en ciencias de la vida, su causa no es exclusiva de ese sector: es un síntoma de una confianza de inversión debilitada que afecta los sectores de conocimiento avanzado del Reino Unido. Las decisiones de postergar inversiones son tanto estratégicas como simbólicas: implican que el país está perdiendo capacidad de capturar la próxima ola de inversiones globales de alto valor.
Implicaciones para la IED en América Latina y para Costa Rica
¿Qué pueden aprender América Latina y específicamente Costa Rica de este escenario tan británico?
Aquí algunas implicaciones clave:
Ventana de oportunidad relativa.
Si un país considerado clásico como el Reino Unido pierde terreno, los países de América Latina tienen una ventana de atracción única para IED en ciencias de la vida, biotecnología, servicios globales de salud y cadenas de valor farmacéuticas. Costa Rica, con su base de IED de servicios modernos, puede posicionarse como destino de sedes regionales de life sciences (investigación clínica, data de salud, bioinformática) que el Reino Unido está dejando de atraer con prioridad.
Importancia de la señal institucional.
El Reino Unido está perdiendo porque la señal de compromiso (precios de medicamentos, rapidez de ensayos, incentivos) es débil. Costa Rica puede diferenciarse asegurando que sus regímenes de incentivos, portafolio de talento bilingüe, ecosistema logístico y estabilidad institucional se comuniquen como ventaja competitiva clara para life sciences y servicios globales de salud.
Atracción de servicios globales de salud vinculados a IED.
Las ciencias de la vida no solo son fabricación de medicamentos. Las oportunidades incluyen outsourcing clínico, análisis de datos genómicos, ensayos descentralizados, telemedicina, bioinformática. Costa Rica puede capitalizar su industria de servicios modernos para atraer este tipo de actividades como parte de su oferta de servicios globales de salud.
Especificidad sectorial superpuesta a generalización.
La lección británica es que solo ciencia de la vida no basta; lo que importa es la claridad de políticas, incentivos, regulación, talento. Costa Rica debe diseñar una estrategia sectorial específica para life sciences, con metas cuantitativas, KPIs y alineamiento interinstitucional (por ejemplo, Ministerio de Salud, ICT, comercio exterior, talento). Esto evita replicar el error británico de dispersión.
Riesgo de desplazamiento de inversión hacia hubs emergentes.
Si el Reino Unido pierde inversiones, otros hubs emergentes (Europa del Este, Asia, América Latina) podrían captarlas. Costa Rica debe actuar rápido para capturar el efecto de desplazamiento: mostrar que es alternativa viable, competitiva y accesible. Esto incluye convencer de que puede crecer no solo en servicios tradicionales, sino en servicios de salud y biotecnología.
Conclusión disruptiva
La paradoja de la industria británica de ciencias de la vida es que, teniendo todos los ingredientes —instituciones de clase mundial, talento, infraestructura— se enfrenta a una crisis de ejecución y confianza. Las empresas globales no están abandonando el Reino Unido porque no quieran invertir, sino porque siguen esperando condiciones claras. Y esa espera simboliza que la reputación de destino de IED está en juego.
Para América Latina —y para Costa Rica en particular— esto constituye tanto una alerta como una oportunidad: alerta porque la competencia global para atraer IED de conocimiento es feroz; oportunidad porque los cambios en el Reino Unido liberan espacio para nuevas rutas de inversión. Pero no basta con la oportunidad: se requiere que Costa Rica tenga instituciones limpias, metas explícitas, talento digital especializado en salud/biotech y una narrativa creíble como hub global.
En resumen: si el Reino Unido tropieza en su carrera por la ciencia de la vida, América Latina debe estar lista para coger el testigo, no solo como opción de atracción de IED, sino como generador de servicios globales y exportaciones de salud-conocimiento. Costa Rica está en posición de jugar ese papel, siempre que actúe con claridad, urgencia y visión estratégica.