De Intel al Índice Herfindahl: la rebelión silenciosa de un economista que se atrevió a medir distinto

En la mayoría de los países pequeños, los economistas repiten los mismos modelos, los mismos supuestos y los mismos discursos. Pocos se atreven a preguntar qué habría pasado si todo hubiese sido distinto.
Cuando publiqué uno de mis primeros artículos en la revista LOGOS a fines de 2020, titulado Intel Inside: Midiendo su impacto de largo plazo en el desarrollo de Costa Rica usando un método de control sintético, mi objetivo no era confirmar teorías: era ponerlas a prueba.

La llegada de Intel a Costa Rica en 1997 había sido contada mil veces como una historia de éxito, pero nadie había medido realmente su impacto. Yo decidí hacerlo con un método que, hasta entonces, nunca se había aplicado en el país: el método de control sintético. Esa herramienta estadística permite construir un país “ficticio” —una Costa Rica sin Intel— para compararla con la real. Así descubrí que el crecimiento real promedio anual del PIB per cápita se duplicó, pasando de 1,3% a 2,6% entre 1998 y 2018.

No era un relato. Era causalidad empírica.
Por primera vez, Costa Rica podía responder con evidencia a la pregunta más importante de su historia reciente: ¿Qué habría sido del país sin Intel?

Causalidad y evidencia: una nueva forma de pensar la economía

Esa publicación no solo introdujo un modelo estadístico: introdujo una nueva forma de mirar el desarrollo. Demostró que la economía costarricense había cambiado su estructura productiva, su capital humano y su atractivo para la inversión extranjera directa (IED) gracias a un solo actor —pero también gracias a las condiciones que el país había sabido crear.

Romper el paradigma de los relatos para reemplazarlos por modelos causales fue mi primera gran ruptura académica. A partir de ahí, entendí que el verdadero desafío del economista no es describir lo evidente, sino medir lo invisible.

Cinco años después: de un evento histórico a la estructura oculta del comercio

En 2025, regresé a LOGOS con otra investigación que también buscaba revelar lo que no se ve. Se tituló La concentración y proximidad de los países que importan bienes desde Costa Rica.
Esta vez el foco no era un evento, sino un patrón estructural. Ya no se trataba de una sola empresa, sino del país entero.

Analicé los datos de comercio internacional desde el Trade Map del ITC y el CEPII, aplicando el índice de Herfindahl (H) para medir la concentración de los destinos de exportación, y la distancia geográfica ponderada para determinar cuán cerca exporta realmente Costa Rica.

El resultado fue tan claro como preocupante:

Costa Rica exporta mucho, pero muy cerca y a muy pocos destinos.

El índice de concentración alcanzó 0,64 —un nivel alto para una economía que presume diversificación— y la distancia promedio de los socios comerciales fue de apenas 2.381 kilómetros.
En otras palabras, la economía más estable de Centroamérica sigue anclada a una geografía limitada. Exportamos más productos, sí, pero no más lejos.

De Intel a la inteligencia exportadora: dos caras de la misma historia

Ambos artículos parecen hablar de cosas diferentes —uno sobre inversión extranjera, otro sobre comercio—, pero en realidad cuentan la misma historia.
En 2020 medí cómo un evento cambió un país.
En 2025 medí por qué ese mismo país sigue atrapado en su propia estructura.

El primero explicó el impulso; el segundo, la inercia.
El primero mostró lo que una empresa puede provocar; el segundo, lo que la falta de estrategia puede limitar.
Ambos revelan una verdad incómoda: el desarrollo no se hereda; se reinventa.

La verdadera innovación no está en el modelo, sino en la pregunta

He aprendido que la originalidad en economía no consiste en usar ecuaciones nuevas, sino en hacerse las preguntas que nadie se atreve a formular.

  • En 2020 pregunté: ¿Qué habría pasado si Intel nunca hubiese llegado?

  • En 2025 pregunté: ¿Por qué exportamos tanto, pero a tan pocos y tan cerca?

Cada pregunta abrió una puerta a la verdad empírica.
Y eso es lo que deseo transmitir a las nuevas generaciones de economistas:

La economía no es una religión. Es una herramienta para revelar el orden oculto del mundo.

Tres lecciones para los jóvenes economistas

  1. Sean incómodos.
    Si todo el mundo está de acuerdo con su modelo, probablemente no han descubierto nada. La ciencia nace del desacuerdo y del error bien pensado.

  2. Sean rigurosos.
    No basta con ser disruptivos. La genialidad sin método es solo ruido. Cada intuición debe poder demostrarse con datos, modelos y evidencia.

  3. Sean valientes.
    Habrá quienes los acusen de soberbios por pensar distinto, o de arrogantes por cuestionar lo establecido. Pero recuerden: los modelos viejos nunca predicen el futuro.

El legado: pensar distinto es un acto de amor por la verdad

Hoy, cuando vuelvo a leer ambos artículos, me doy cuenta de que en el fondo son capítulos de una misma búsqueda: entender cómo un país pequeño puede ser grande si se atreve a pensar distinto.
En 2020 demostré que una decisión de inversión puede cambiar el destino de un país.
En 2025 demostré que la falta de diversificación puede hipotecar ese destino.

Son lecciones que trascienden Costa Rica.
Para América Latina, el mensaje es claro: el desarrollo no se alcanza con discursos o subsidios, sino con inteligencia, evidencia y coraje intelectual.

Coda: la ciencia como forma de patriotismo

Ser disruptivo no es ir contra el sistema: es mejorar el sistema desde adentro.
Los economistas jóvenes tienen la tarea de construir los nuevos modelos de pensamiento que midan el impacto real de las políticas públicas, de las inversiones y de las decisiones colectivas.
Si mis investigaciones sirven para inspirarlos a hacerlo, entonces habré cumplido mi propósito:

demostrar que el pensamiento libre y la ciencia rigurosa son, en el fondo, las formas más puras de amor por la verdad y por el país.

Referencias

Zolezzi, S. y Miranda, M. (2020). Intel Inside: Midiendo su impacto de largo plazo en el desarrollo de Costa Rica usando un método de control sintético. Revista LOGOS, 1(2), 45–62.
https://revistalogos.ucr.ac.cr/intel-inside-impacto-desarrollo

Zolezzi, S. (2025). La concentración y proximidad de los países que importan bienes desde Costa Rica. Revista LOGOS, 6(4), 88–104.
https://revistalogos.ucr.ac.cr/concentracion-exportaciones

Sandro Zolezzi

Chileno-Costarricense. Ingeniero Civil-Industrial con énfasis en optimización de recursos de la Universidad de Chile, con una Maestría en Administración de Negocios con énfasis en economía y finanzas del INCAE Business School de Costa Rica.

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