Argumentos a favor de una agencia europea de inversión extranjera directa
Un análisis reciente de fDi Intelligence muestra por qué la Unión Europea (UE) debe armonizar su estrategia de inversión y presentar una voz unificada a los inversionistas.
La UE enfrenta tensión entre soberanía nacional y regional, buscando mayor integración. Los Estados miembros compiten por su propia soberanía mientras la política de inversión extranjera directa (IED) resalta esta ambigüedad. Bruselas está aumentando la inversión extranjera procedente de fuera del bloque. La IED es ahora clave en la seguridad económica y la política industrial del bloque. Los Estados miembros utilizan la IED para crecer y generar empleo, pero equilibrar intereses nacionales y locales con la agenda de la UE puede ser complicado. Todo esto da como resultado un panorama donde la gobernanza de la IED está dispersa en diversas geografías y en múltiples niveles de gobierno (local, regional, nacional y europeo), cada uno con su propio enfoque. Se trata de una estructura obsoleta que perpetúa la idea de un bloque fragmentado hasta que Bruselas establezca una agencia europea de IED.
Una agencia europea de IED tendría cuatro funciones principales:
En primer lugar, desarrollaría una marca única europea de IED. Representando a 27 jurisdicciones diferentes, la UE es tan multifacética como un bloque puede serlo. Pero también cuenta con un mercado único de 19,4 billones de dólares con 450 millones de personas, donde los bienes, la mano de obra y el capital pueden circular en gran medida con libertad. Si el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá es más grande en términos numéricos, difícilmente puede presumir del mismo nivel de integración.
Si bien los mecanismos legales de la UE a menudo resultan confusos, garantizan los controles y contrapesos que se han convertido en una rareza hoy en día. Sus ambiciones de cero emisiones netas son insuperables. Una agencia europea de IED tendría que recopilar todos estos elementos en una marca única que pudiera conectar con un público de inversionistas extranjeros de fuera del bloque. No reemplazaría a las marcas nacionales, sino que trabajaría en paralelo para potenciarlas.
En segundo lugar, utilizaría la nueva marca para promocionar Europa como destino de IED. Fundamentalmente, la agencia se alinearía con las prioridades políticas del bloque, especialmente en cuanto a geografías y sectores objetivo. Bruselas ha ofrecido una respuesta más matizada a la pregunta de si toda inversión es buena inversión. La Agencia Europea de IED tendría que incorporar estos matices en sus campañas y materiales de promoción. Los Estados miembros tendrían la última palabra sobre la IED que desean atraer, pero al menos cualquier iniciativa de IED lanzada a nivel de la UE estaría diseñada para impulsar los objetivos estratégicos de la UE.
Al igual que SelectUSA en EE.UU., la tercera función principal de la Agencia Europea de IED consistiría en desarrollar una plataforma para que los Estados miembros y los inversionistas se reúnan en una cumbre europea anual sobre IED. Es una consecuencia natural de sus responsabilidades de promoción de la IED, así como una función en sí misma dada la magnitud de la iniciativa.
Por último, la agencia también desempeñaría un papel fundamental en la coordinación de las actividades de las agencias nacionales de IED y en la defensa de sus intereses ante la Comisión Europea, y viceversa. Estas funciones constituirían la columna vertebral de una agencia europea de IED. Cualquier otra medida debería evaluarse cuidadosamente y debatirse con las diferentes partes interesadas a nivel local, nacional y europeo.
¿Se encargaría una nueva agencia de la generación de oportunidades de inversión? Posiblemente, aunque tendría que colaborar estrechamente con las agencias nacionales de promoción de inversión (API). La gobernanza de estas oportunidades de inversión debería ser completamente transparente, y ni siquiera eso acallaría el descontento. ¿Se encargaría también de la facilitación y el seguimiento de la inversión? Esto es algo que las API nacionales y subnacionales están en mejor posición para hacer. ¿Qué ocurre con la función de control de la IED? Esto también es más difícil de concebir, incluso si la regulación del control se extendiera a la inversión en nuevas instalaciones. Sin embargo, podría ayudar a las API nacionales a incorporar los riesgos del control en cualquier actividad de generación de oportunidades de inversión.
La nueva agencia no tendría que empezar desde cero, sino que podría extraer lecciones de las experiencias previas. A nivel de la UE, el programa InvestEU, lanzado en 2021 con el objetivo de movilizar 372.000 millones de euros en sectores estratégicos, constituye un buen punto de referencia, aunque las API no figuran entre sus principales socios (principalmente el Banco Europeo de Inversiones y los bancos nacionales de desarrollo). Las agencias locales también han promovido activamente la cooperación transfronteriza. Entre otras, las API urbanas y regionales de toda Europa establecieron Choose Europe como plataforma para compartir conocimientos y buenas prácticas. Además, las experiencias individuales de las API en los Estados miembros, en particular en los estados federales, pueden proporcionar una valiosa perspectiva sobre las oportunidades y los desafíos de alinear los intereses de la IED en los diferentes niveles de gobierno autónomo. Pensemos, por ejemplo, en Germany Trade and Invest.
Con el afianzamiento de EE.UU. y la posición de China como potencia económica, la UE no tiene tiempo que perder. Necesita la IED para asegurar cadenas de valor estratégicas para su competitividad y sostenibilidad a largo plazo en un momento en que los presupuestos fiscales ajustados limitan las opciones de inversión pública. Una Agencia Europea de IED tendría que fusionar la diversidad del bloque y presentarla a los inversionistas extranjeros en forma de un mensaje unitario. Aunque pueda resultar irritante para algunos, ya no es una opción, sino una necesidad estratégica.